viernes, 30 de marzo de 2012

AÑORANZA









Mi querida amante Rayzel, ser que iluminas mi vida ahuyentando el acoso de mis temores tenebrosos:

hace tiempo que no se más de ti que lo que imagino en la zozobra de mis sueños. Los días sin noticias se me clavan como dagas ponzoñosas en los recovecos de mi alma y me provocan un dolor inusitado. Hoy tan solo déjame recitarte este conjuro, en la espera de que la alegría de saberte volverá al escuchar mi pena en su salmodia:



El tiempo solo me ofrece tu silencio,
la ausencia de tus letras encendidas
y me encuentro, dolorido sin su bullicio,
como el león que se lame sus heridas.

¿Cuánto más hurtado de tu anuncio?
¿Cuánta la espera de tus palabras huídas?
Amante, tu fuga de noticias es cruel suplicio
y añoro que de nuevo se acerquen nuestras vidas.




Amada Rayzel, de sobra se que soy un mero complemento de circunstancia en la sintaxis de tu vida, el último, el que solo responde al cuándo, cómo y dónde, pero te extraño tanto, querida mía…

2 comentarios:

  1. Ausencias que duelen, que se sienten, que son silencios, cuando se ama tanto, pero también son recuerdo en el corazón, aunque la espera siempre resulte tan eterna.

    Un beso.

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    1. La espera es inherente a la condición de amante. Esperas porque no tienes lo que deseas y deseas todo lo que te falta. Amor, deseo, pasión… Eros y Tánatos. ¿Es mayor el placer del reencuentro cuanto más grande es el sufrimiento por su ausencia? Cópulas y caos, gozo y dolor… una experiencia sublime en tanto que algedónica en si misma, un bucle infinito.

      Un placer tenerte entre nosotros.

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