Mi querido Ramy:
Tus letras me llegan como un remanso de aguas
cristalinas donde me reflejo evocando los momentos más íntimos junto a ti.
Momentos compartidos bajo la luz tenue de las velas. Momentos de ensueño donde
nuestros cuerpos se buscan mientras la música les guía en su devenir
lujurioso.
Cuando leas esta carta, amado Ramy, siente el latir de
mi corazón porque allá donde te encuentres hallarás el calor de mi piel
añorando tu cuerpo. Hallarás el roce de mis manos explorando tu anatomía con
anhelo y hallaras la suavidad de mi boca recorriendo tu cetro con deseo. Allá
donde te encuentres estaré contigo siempre.
Este maravilloso Edén que me ofreces lo acojo con
cariño y con deseo, pero la mejor de las ofrendas eres tú… tus ojos, tu boca y
tu cuerpo. Tu mente y tu voz, Ramy Mujtar. Aquí lo expreso y así lo grito... al
mundo entero.
Tuya, Rayzel.
Tus palabras evocan en mí recuerdos ardientes, amnte mía, llevándome al nirvana de tu cuerpo desnudo junto al mío. Me enloqueces tanto que ya no quiero más boca que la tuya, que mi sexo no sueña con más caricias que las de tus manos petalinas, que mis labios solo aceptan libar el ámbar de los tuyos, lamer la ambrosía de tus pechos…
ResponderEliminarTe necesito a mi lado y no cejaré hasta haberlo conseguido.
Eres mi musa, la vestal impúdica a la que consagro mi pasión enloquecida. Rayzel, tu nombre es placer en mi garganta, estímulo incontenible, deseo insaciable de tu cuerpo.
Amante… te deseo toda.