domingo, 13 de mayo de 2012

UN OASIS EN EL DESIERTO


A veces pienso que mi vida es una condena obligada a cumplir. En este harén impuesto donde me encuentro desde hace tiempo, los años pasan despacio. Atada a mis cadenas, me evado soñando contigo. Entre sueño y sueño, la realidad en forma de gotitas brillantes me devuelve esa vida que tanto he anhelado. Cuando mi universo onírico se impone a las ataduras que impiden mi huída permitiéndome disfrutar de los escasos pero maravillosos momentos junto a ti, vuelvo a mi prisión henchida de pasión, de tu pasión, querido amante.

Junto a estos barrotes, aún degusto la ambrosía que me ofreció nuestro último encuentro. Paladeo cada gota de su néctar... saboreo con detalle cada instante gozado, cada segundo contigo:

Intentaré con ahínco
que perdure en mi cuerpo,
como el aroma de tu boca
impregnando de placer
cada pliegue de mi flor.
Amado mío no permitiré
que los recuerdos se olviden
porque siempre vivirás en mí
como yo deseo hacerlo en ti.

Imploro tu paciencia, querido Ramy, cuando no sepas de mí, pues a veces las cadenas tiran con fuerza impidiendo que mis letras furtivas vuelen hacia ti.

Para nuestro oasis, tuya, Rayzel. 



1 comentario:

  1. Rayzel querida…tus hermosas palabras me emocionan… Solo por leerlas merece la pena el sinsabor de la espera. Es tan bello lo que me dices… y yo tan poco lo que puedo darte para mitigar tu sufrimiento…


    Y más pasión darte quisiera
    que soy amante por ser vida
    y elegirte a ti de compañera
    en la soñada héjira de nuestra huida



    Te esperaré siempre. Yo no te olvido, amante mía. Ni quiero… ni podría.

    ResponderEliminar