Querida Rayzel, mujer de flores concebida:
estos días estoy fuera de mí, como ausente figurante de la vida que me mantiene lejos de tus besos, porque he recibido la mejor de las primicias que podía regalarme el destino. Tú sabes cuál es, amante mía, porque tus ganas de mi han sido, seguro, parte imprescindible de este milagro por los dioses concedido. Tú lo sabes porque desearme en tu presencia ha removido la compasión de su poder omnipotente. Tú lo sabes, como sabes la dicha que me llena al conocer la buena nueva: volveré a verte y…
Volveré a saber de ti
a saber de tu gusto, dulce amante,
de la embocadura de los labios de tu sexo
cuando se deshace al contacto con los míos.
Volveré a implorar que te asientes en mi vientre
a sentir las ataduras de la cata de tus brazos
a pedir que me levantes hasta el cénit
y escuchar el eco de mi placer enloquecido.
Volveré a llorarte lágrimas de semen
a beber el salino mosto que brota de tus muslos
mientras oigo mi nombre escrito en tu garganta
sincopado, copulando en atávicos gemidos.
Volveré a encontrarme con tus ojos,
a mirar extasiado, en trance hipnótico,
tus caderas dibujando elipses inscritas en mis ingles,
vaciándome el deseo de tantas noches distanciados.
Volveré, amante, a volver a ti
a volar surcando el éter de tus pechos
a mecer mi verga en tus orgasmos tan convulsos,
fantásticos sonidos de mi Edén reencontrado.
Volveré, Dios así lo quiera,
porque me ahogo en la espera de tus manos,
porque me falta el aliento de tus besos suspirados
que inoculan de esperanza mi futuro.
Volveré y tú vendrás conmigo
por el sendero que termina en nuestros sueños,
el que nos lleva hasta fantásticos linderos
y allí tu cuerpo acallará todos mis duelos.
a saber de tu gusto, dulce amante,
de la embocadura de los labios de tu sexo
cuando se deshace al contacto con los míos.
Volveré a implorar que te asientes en mi vientre
a sentir las ataduras de la cata de tus brazos
a pedir que me levantes hasta el cénit
y escuchar el eco de mi placer enloquecido.
Volveré a llorarte lágrimas de semen
a beber el salino mosto que brota de tus muslos
mientras oigo mi nombre escrito en tu garganta
sincopado, copulando en atávicos gemidos.
Volveré a encontrarme con tus ojos,
a mirar extasiado, en trance hipnótico,
tus caderas dibujando elipses inscritas en mis ingles,
vaciándome el deseo de tantas noches distanciados.
Volveré, amante, a volver a ti
a volar surcando el éter de tus pechos
a mecer mi verga en tus orgasmos tan convulsos,
fantásticos sonidos de mi Edén reencontrado.
Volveré, Dios así lo quiera,
porque me ahogo en la espera de tus manos,
porque me falta el aliento de tus besos suspirados
que inoculan de esperanza mi futuro.
Volveré y tú vendrás conmigo
por el sendero que termina en nuestros sueños,
el que nos lleva hasta fantásticos linderos
y allí tu cuerpo acallará todos mis duelos.
Rayzel, hoy dormiré musitando tu nombre para que se propague entre las horas que faltan hasta el próximo mañana y me acerquen más a ti, a mi amante más amada.
Tuyo, Ramy, siervo de tus voluntades.
La noche te llevara hasta las sabanas de sus brazos.
ResponderEliminarDeseo aprovechar la oportunidad que me brinda tu post para darte las gracias por acercarte a mi rincón, para celebrar a mi lado los tres años de “Agua de Lunna”.
A todos y a cada uno de vosotros quiero agradecer, personalmente, vuestro cariño y compañía; sois una de las principales razones para continuar aquí, compartiendo sueños, vivencias, locuras…vida.
Gracias una vez más por tus palabras de felicitación.
Besos.
Lunna.